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De las Guerrilla Girls a VOCABULARIO

por Siu lizaso y Natalia Albanese para la columna ECLOSIÓN de capital Creativo en aymag.com


Octubre 2021


No hubo grandes mujeres artistas, pero no como consecuencia de sus úteros o de sus hormonas, sino de las instituciones sociales y de la educación, una frase de Linda Nochlin (1971) que Andrea Giunta trae a colación en su texto Escribir las imágenes. Ensayos sobre

arte argentino y latinoamericano (2011) para abordar el tema del género en el arte. En este sentido vale la pena tomarnos unos minutos para repasar algunas mujeres y disidencias que en el siglo XX marcaron agenda en el campo del arte.

El primer antecedente nos lleva a las artistas mujeres que se agrupan en Estados Unidos a partir de la creación de movimientos feministas liderados por Miriam Schapiro y Judy Chicago en 1971. Años más tarde se organiza la WAC (Women’s Action Coalition), que aparece públicamente en una manifestación frente al Museo Guggenheim de Nueva York el 25 de julio de 1992. Llevan pancartas con la imagen de Frida Kahlo (Coyoacán, Ciudad de México; 1907 - 1954) y Ana Mendieta (Cárdenas, 1948 – Nueva York, 1985).

La obra de Louise Bourgeois (París, 1911- Nueva York, 2010) influenciada por sus experiencias vitales y su entorno familiar, despliega un corpus creativo de altísimo nivel que se divide en cientos de formatos, materiales e historias. Sus obras son relatos personales que se extienden a todo el colectivo de seres humanos, exhibiendo de forma impúdica sus sentimientos más profundos para llegar al fondo del espectador. Sus monumentales arañas, sus perturbadoras celdas y sus poéticos e inquietantes grabados conforman una trayectoria vasta, única y fascinante, que trasciende las fronteras de la razón y la cultura para alcanzar el yo íntimo de quien las contempla y penetra.

Niki de Saint Phalle (Francia 1930-2001) la violencia familiar, el rol de la mujer, la felicidad dejó como huella en sus monumentales piezas, muchas de ellas diseñadas con criterios arquitectónicos.



Durante los años 70 se destacan Rebeca Horn, Orlan, Marina Abramovic, Lynda Bengalis

Annette Messager, Ana Mendieta, entre otras.

A fines de la década de los 80 surge la Guerrilla Girls con Cindy Sherman (USA 1954), Jenny Holzer (USA 1950), Barbara Kruger (USA 1945) y Kiki Smith. Realizan panfletos revolucionarios contra la discriminación y el racismo. Se preguntan: ¿Cuántas mujeres tuvieron una exposición individual en los museos de Nueva York? Guggenheim: 0/ Metropolitan: 0/ Modern: 1/ Whitney: 0. Esta pregunta sigue tan vigente en nuestros días y reverbera en los debates en torno al desequilibrio que hay vigente en los accesos a fondos y espacios de legitimación para artistas mujeres.


Córdoba, pareciera no ser una isla con respecto


Estas tierras mediterráneas y latinas no parecen ser la excepción a la hora de invisibilizar la práctica artística por parte de artistas mujeres.

En el marco de la exposición Lo Que Se Hace Por Amor, bajo la curaduría Eugenia González Mussano, la asistencia de Aylén Bartolino Luna y Victoria Gatica realizada en el Museo Genaro Pérez (marzo 2018) bajo la curaduría general de Gustavo Piñero. La artista Julia Levtein realiza la obra APERTURA DEL ARCHIVO con la intención de expandir el archivo de su obra-instalación Vocabulario (una base de datos lo más extensa posible de artistas contemporáneas, trans, lesbianas y mujeres de la provincia de Córdoba). Allí aparece una lista de 570 personas. Vocabulario (que actualmente forma parte de la colección HAB Córdoba) representa de manera visual la lista de referentes del campo del arte de Córdoba que activan a partir de la red de afectos producciones artísticas contemporáneas.



Dentro de esta red podemos reflexionar sobre algunas de las obras de artistas que activamente trabajan en cordoba.

Hasta el 13 de noviembre en Acéfala, ubicada en la ciudad de Buenos Aires (https://acefalagaleria.com/) se expone, “Para que sirven las espinas” , de Samantha Ferro, artista nacida en Italia y radicada en Córdoba desde muy joven.


En su muestra ella nos habla del dolor de los cuerpos y de los patrones estilísticos de los cuerpos legislados y estilizados, conceptos que se reflejan en la confección de una suerte de arneses ubicados en una sala a modo de peregrinación.



Su curador, Joaquín Barrera en su texto curatorial explica: “ Las obras de Samantha señalan los vínculos no siempre visibles entre moda, ortopedia, religión y consumo, exponiendo con mucha precisión cómo durante años, a través de operaciones estilísticas y políticas, los sistemas de poderes han trabajado sobre el disciplinamiento de los cuerpos creando patrones propios de normalidad y gestando modelos hegemónicos de reproducción de visualidades corporales…. (....)

El cuerpo es entonces desde los inicios de Occidente un objeto público digno de ser tipificado, legislado y moralizado por reglas de uso para su adecuación social.”




Por otra parte, en esta misma sintonía, Fedrico Galará, quién creció en el Alto VAlle de Riío Negro, Neuquen y realizó su carrera en Córdoba, el es Activista en DDHH y disidencia sexual principalmente desde el arte.


Con su obra recorre desde lo objetual a lo fotográfico trabajando conceptos como espacio y tiempo, libertad y encierro, género, disidencias y memoria, invitando a reflexionar sobre lo tangible y lo imaginario, sobre lo que se encuentra dentro y fuera de campo, sobre lo que se dice y lo que no, con una intención de cuestionar y cuestionarse todo.


Sus Negatoscopios médicos industriales, colocan “radiografías” de tres objetos: estetoscopio, rosario católico y cinturón.

Estos objetos representan dispositivos que construyen género y sexualidad a través de regímenes de poder/saber cómo la ciencia médica, la religión y la paternidad. Utilizando medios tecnológicos propios de la ciencia médica, se busca reflexionar sobre los mecanismos de control que operan en la creación y disciplinamiento de los cuerpos, géneros, identidades y deseos.





Luego en 30.400 habla de los 400 desaparecidos por disidencia sexual víctimas del terrorismo de estado del golpe militar entre 1976 y 1983.

“Como una especie de juego para redoblar la apuesta desde los grupos de activismo lgtttbiq (lesbianas, gays, travestis, transexuales, transgéneros, bisexuales, intersexuales y queers) decimos: no fueron 30.000 fueron 30.400, algo que a su vez venimos denunciando hace años en cada marcha del 24 de marzo.” Dice Federico.

Esta obra en su amterialidad y consrtución están inspiradas en una técnica de cartelería de los años 80, que utiliza lentejuelas como símbolo marica, por su capacidad de movimiento y de reflejar la luz.



De esa manera, se entienden los anclajes que constituyen en función de las relaciones y las asimetrías entre hombres y mujeres: tanto prácticas como sujetos y objetos de deseo reforzando la pertenencia a uno u otro género.

Entendiendo la noción de cuerpo, de Foucault, como un hecho simbólico, político y social que es disciplinado y dominado.


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